viernes, 28 de junio de 2013

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 15

CUALIDADES DEL SABIO

a) Los buenos letrados de la antigüedad eran sutiles, abstrusos, profundos e ininteligibles. Porque eran ininteligibles les era forzoso usar de comparaciones que contuvieran (sus ideas).

b) Cauteloso como quien atraviesa un río helado, circunspecto como quien teme a los vecinos por los cuatro costados, grave como quien está contenido, disoluto como hielo en fusión, genuino como tronco en bruto, amplio como valle, confuso como agua turbia.

c) Quien siendo turbio tiene poder para aclararse, se aclarará lentamente. Quien es capaz de permanecer quieto en medio del movimiento duradero, podrá vivir en calma.

d) Quien guarde este Tao (esta sabiduría) no deseará llenarse de cosas, y, sin llenarse, podrá seguir con lo viejo sin renovarlo.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 14

TRASCENDENCIA E IMPERCEPTIBILIDAD DEL TAO

a) Se le llama invisible, porque los ojos no le pueden ver; imperceptible, porque no los oídos no le pueden oír; impalpable, porque no se le puede atrapar. Estos tres son inescrutables, por eso se confunden en uno solo.

b) En lo alto no es luminoso, en lo bajo no es oscuro. Porque es infinito no se le puede nombrar. Retornado a su no ser, es la forma sin forma, la figura sin figura. Confuso, de frente, no le ves la cabeza; por detrás, no le ves las espaldas.

c) Tomados el Tao antiguo y los seres actuales, se conoce que el primitivo origen es el desmadejamiento del Tao.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 13

LA CAUSA DE NUESTRA MISERIA ES NUESTRA PERSONA

a) El favor y el menosprecio son inquietud. La estima y la miseria están en la propia persona.

b) ¿Por qué digo que el favor y el menosprecio son inquietud? El favor nos levanta, el menosprecio nos abate. Conseguirlo es inquietud. El favor y el menosprecio son inquietud.

c) ¿Por qué se dice que la estima y la miseria están en la propia persona? Porque la causa de nuestra gran miseria es nuestra persona. ¿Qué calamidad nos podría alcanzar, si no fuera por esta persona que tenemos?

d) Así pues, aquel que estime el mundo como a su propia persona será idóneo para recibir el gobierno del mundo. Al que ama el mundo como a su propia persona, se le podrá confiar el mundo.

jueves, 27 de junio de 2013

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 12

EL SABIO BUSCA REALIDADES, NO APARIENCIAS

a) Los cinco colores ciegan la vista. Los cinco sonidos ensordecen los oídos. Los cinco sabores estragan el gusto. Las carreras y la caza enloquecen los corazones. Los objetos costosos pierden al hombre.

b) En consecuencia, el sabio atiende a su estómago, no a sus ojos.

c) Deja aquello y toma esto.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 11

EL VACÍO, MÁS ÚTIL QUE LO SÓLIDO

a) Treinta radios hacen el cubo de una rueda, pero lo útil para el carro es su nada (el vacío de su hueco).

b) Con arcilla se fabrican las vasijas, pero en ellas lo útil es su oquedad.

c) Se agujerean puertas y ventanas en la casa, y la nada de ellas es lo más útil para ella.

d) Así pues, en el ser está el interés. Pero en el no ser está la utilidad.

sábado, 22 de junio de 2013

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 10

LA VIRTUD ARCANA

a) Mantener unidos el cuerpo y el alma y lograr que no se disocien.

b) Practicar la aireación, hasta hacerse tan flexible que pueda igualar a un niño de pecho.

c) Eliminar contemplaciones abstrusas, hasta poder evitar el vicio.

d) Poder amar al pueblo y gobernar el Estado, sin actuar.

e) Poder afrontar, sin amilanarse, el abrir y cerrar de las puertas del Cielo.

f) Poder ignorarse, siendo clarividente y conociéndolo todo.

g) Engendrar y criar, engendrar sin adueñarse, hacer y no apoyarse en su obra, ser superior y no dominar, es lo que se llama virtud arcana.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 9

MESURA, SOBRIEDAD Y MODESTIA

a) Más vale no llenar las cosas demasiado. El filo, demasiado afilado, no ofrece garantía para mucho tiempo. No se guarda bien un salón lleno de ricos metales y piedras preciosas.

b) El rico, si es soberbio, hereda su ruina.

c) Retirarse, acabada la obra y conseguido el renombre, es camino (sabiduría) del Cielo.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 8

ESTAR CERCA DEL TAO

a) La Bondad Suprema es como el agua.

b) El agua es buena y útil a los diez mil seres. No porfía con ninguno. Está en el lugar que todos los demás aborrecen.

c) Así, el que está cerca del Tao mora en la Bondad. Su corazón ama la profundidad y la caridad. Sus palabras aman la sinceridad. Su gobierno ama el orden. Su trabajo ama la competencia. Su actuación ama la oportunidad. Nada se tiene contra él, porque él con nadie riñe.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 7

DESINTERÉS DEL HOMBRE PERFECTO

a) Largo es el Cielo, duradera es la Tierra. El Cielo su largura y la Tierra su duración lo deben a no vivir vida propia. Por eso, pueden vivir mucho.

b) Así, también el hombre perfecto se antepone, porque se ha pospuesto. Se queda, porque se ha apartado. Logra sus intereses privados, porque los ha desatendido.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 6

EL ESPÍRITU ABISMAL, HEMBRA MISTERIOSA Y FECUNDA.

a) El Espíritu Abismal no muere.

b) Es la Hembra misteriosa.

c) La puerta de la Hembra misteriosa es la raíz del Cielo y de la Tierra.

d) Su duración es perenne, su eficiencia infatigable.

sábado, 15 de junio de 2013

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 5

INCLEMENCIA DEL CIELO. FECUNDIDAD DEL ESPACIO VACÍO

a)
El Cielo y la Tierra no son clementes. Tratan a todos los seres como perros de paja.

b) El hombre perfecto tampoco es clemente. Mira al vulgo como perro de paja.

c) El espacio entre el Cielo y la Tierra es como la bolsa (de aire) de la flauta; vacío, pero no desinflado; cuanto más se agita más emite.

d) El que mucho habla más veces queda corto. Más vale guardar el término medio.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 4

VACÍO INAGOTABLE

a)
Su oquedad es para el Tao su eficacia. Nunca se llega a colmar.

b) Su profundidad parece ser el origen de los diez mil seres.

c) Embota sus filos, deslíe el embrollo, atempera sus resplandores y se junta con el polvo.

d) Su profundidad parece ser la razón de su persistencia.

e) Yo no sé de quién es hijo. Su forma es anterior al soberano.

viernes, 14 de junio de 2013

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 3

NO EXCITAR APETENCIAS DIFÍCILES DE SATISFACER

a)
No apreciar los talentos, para que en el pueblo no haya competiciones. No estimar los objetos costosos, para que el pueblo no se haga ladrón. No ver lo codiciable, para que el corazón no se alborote.

b) Así, el hombre perfecto sigue la táctica de vaciar los corazones y llenar los estómagos, debilitar las aspiraciones y robustecer los huesos, hacer siempre que el vulgo no sepa y no ambicione.

c) Que los más inteligentes no se atrevan a actuar. Con el no obrar nada hay que no se arregle.

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 2

DEJAR A LAS COSAS SEGUIR SU CURSO NATURAL DE ARMONÍA DE CONTRARIOS.

a)
En el mundo todos saben que lo bello es bello, y de ahí qué es lo feo; que lo bueno es bueno, y de ahí qué no es lo bueno. El ser y no ser mutuamente se engendran. Lo fácil y lo difícil mutuamente se hacen. Lo largo y lo corto mutuamente se perfilan. Lo alto y lo bajo mutuamente se desnivelan. El sonido y su timbre mutuamente se armonizan. Delante y detrás se suceden.

b) Por eso, el hombre perfecto se aplica a la tarea de no hacer nada y de enseñar callando.

c) Hace los diez mil seres. Nada rehúsa. Los engendra sin adueñarse de ellos. Los hace y no se apoya en ellos.

d) Hecha la obra no se queda con ella. No se queda con ella, pero tampoco se va de ella.

miércoles, 12 de junio de 2013

Tao Te Ching | LIBRO PRIMERO | Cap. 1

EL TAO CON NOMBRE Y SIN NOMBRE

a) El Tao que puede ser expresado no es el Tao perpetuo. El nombre que puede ser expresado no es nombre perpetuo.

b) Sin nombre es Principio del Cielo y de la Tierra y con nombre es la Madre de los diez mil seres*.

c) El que habitualmente carece de concupiscencia ve su maravilla. El habitualmente codicioso no ve más que sus últimos reflejos.

d) Estos dos brotan juntos; pero traen nombres distintos. Ambos, igualmente, son misterio sobre misterio y puerta de todas las maravillas.

*En la antigua China se utilizaba el término Diez mil seres para designar a todos los seres de la Tierra. Si lo aplicamos al término del Yin interactuando con el Yang por medio del Tao, vendría a significar toda la gama de posibilidades que se manifiestan en el universo 

martes, 11 de junio de 2013

Tao Te Ching | INTRODUCCIÓN (3)

EL TE Y EL CHING

La segunda palabra, Te, del título de la obra de Lao-tse se traduce por ''virtud'' o ''poder'', o, como inspirándose en el Evangelio de San Juan propone Wilhelm, ''vida''. La tercera, Ching, significa ''libro clásico o sagrado''. El Tao Te Ching, el Libro del Tao y del Te, es, por tanto, el ''Libro del Camino y la Virtud'' o también, siguiendo la propuesta de Wilhelm, ''Canon del Sentido y de la Vida''. La conjunción de ambas fórmulas nos trae a la memoria la frase de Cristo —previamente mutilada de lo que Bertrand Russell llamaría su particular egocéntrico''Yo soy el camino, la verdad y la vida.''

La tradicional división en dos partes de los 81 capítulos del libro de Lao-tse responde con más o menos precisión a la dicotomía expresada en su título. Los 37 de la primera parte tienen un contenido que un occidental calificaría de preferentemente ontológico (ver definición de ontología aquí) o cosmológico (definición aquí), mientras que los 44 restantes de la segunda se dedican más a la exposición de enseñanzas de filosofía práctica, es decir, de ética y política.

El concepto fundamental diseñado por Lao-tse en esta segunda parte es el wu wei, expresión que se traduce por ''no hacer''. La teoría de la inacción o norma de conducta a la que debe ajustar la suya el shen jen (hombre perfecto) o hsien (sabio) no consiste en no hacer nada sin más, sino en crear en el interior de uno mismo una suerte de vacío, desinterés o despego que nos permita no sucumbir al torbellino del deseo y no convertirnos pues en mero juguete del mundo exterior. Cuando ese vacío se deja llenar por el flujo espontáneo del Tao se produce la acción correcta, que viene a coincidir externamente con la conducta moderada que la ética occidental adscribe al hombre que domina sus pasiones.

Esta sencilla ética, por la que el sabio ajusta su comportamiento a la norma del Tao, es extrapolada por Lao-tse a una política no menos sencilla, fundamentalmente basada en el ideal anarquista de mínima intervención del gobernante en la vida de los gobernados. ''El reino se deberá alcanzar por la inacción. Cuantas más restricciones y prohibiciones haya, más pobre será el pueblo. Cuantas más leyes y estatutos, más bandidos y ladrones'' (cap. 57). Con el amor de Lao-tse por el orden ecológico corren parejas su pacifismo y su aversión a la violencia y a la guerra (''Donde acuartelan los ejércitos sólo crecen espinas y zarzas'', cap. 31), aunque algunos capítulos del libro parecen elaborar un determinado arte bélico. ''Nada hay en el mundo tan suave y dúctil como el agua; pero cuando ataca a lo duro y lo fuerte, prueba ser más poderosa que estos'' (cap. 78). ''Un gran conquistador no combate. Un gran general se mantiene debajo de sus hombres. Ésta es la virtud de la no-violencia'' (cap. 68).

La nostalgia de Lao-tse por la ingenua vida aldeana de tiempos antiguos (''aunque los reinos vecinos se hallasen tan cerca que pudiesen oír el ladrido de los perros y el canto de los gallos, los hombres de este pequeño reino no desearían nunca abandonarlo''), antítesis de la infernal tortura del actual tráfico rodado, es leída por algunos como añoranza por parte de pequeños propietarios de un dorado régimen de vida esclavista que nuevos modos de explotación acabaron por desplazar.

Tao Te Ching | INTRODUCCIÓN (2)

EL TAO

La primera de las tres palabras que componen el título del libro, Tao, es literalmente intraducible y así, sin traducir, se la encuentra habitualmente en las versiones a otra lengua de la obra de Lao-tse. Pero como pocas son las páginas de esta última en que esa palabra no nos salga al paso en más de una vez, el lector no tiene más remedio que hacerse alguna idea de lo que hay que entender por ella.

El vocablo chino Tao significa primero ''camino'', luego por derivación ''método'', que es camino o norma del pensamiento, y también el ''pensamiento'' o la ''norma'' misma. En el contexto del libro de Lao-tse esa palabra se refiere, más ambiciosamente, al oscuro fondo primigenio, arcano y divino, de donde proceden, lógica y físicamente, todas las cosas, lo cual parece implicar también como significado la ley o razón eterna del universo.

Del Tao dice en su libro Lao-tse que es innominado y eterno (cap. 1), que es un vacío difícil de colmar (cap. 4), que es el no-ser y forma sin forma (cap. 14), que es inmóvil e insondable, que todo lo llena sin extinguirse jamás y que si el hombre acata las leyes de la Tierra, la Tierra las del Cielo y el Cielo las del Tao, éste ''acata  las de su propia naturaleza'' (cap. 25). El sinólogo Wilhelm propone, inspirándose en un pasaje del Fausto de Goethe, entender generalmente por Tao en tales contextos ''Sentido'' o ''Razón''.

Hay quien opina que el pensamiento del Tao Te Ching está insuperablemente anclado en el firmamento de la cultura china y que es por tanto inconmensurable, por no decir incompatible, con el pensamiento occidental. Una razón que apoyase este punto de vista pudiera ser, por ejemplo, el hecho de que el chino no es, como el griego, un lenguaje fonético, apto para la abstracción conceptual, sino ideográfico, y de ahí tal vez que los conceptos que pueblan el universo del pensamiento chino sean de contornos más borrosos (o abstractos) que los del occidental, y que sean menos nítidas las fronteras entre filosofía y religión, o entre teoría y praxis.

Si por pensamiento occidental entendemos únicamente el pensamiento de tradición analítica, como el de ParménidesAristóteles o Kant, puede que así sea. Pero dentro de otros sistemas de pensamiento occidental de tradición dialéctica, gnóstica o panteísta podríamos encontrar más de un equivalente del Tao de Lao-tse, desde el ''Apeirón'' de Anaximandro, el ''Logos'' de Heráclito y los estoicos, el ''Dios o Naturaleza'' de Spinoza o el ''Espíritu absoluto'' de Hegel hasta ''lo Englobante o Circunvalante'' de Jaspers. Como estos otros conceptos clave de sus respectivos sistemas, el Tao de Lao-tse sitúa su contenido más allá del sol y de la sombra y de cualquier pareja dialéctica de contrarios, allende el Cielo y la Tierra y allende el mismo Ser, a los que es, sin embargo, también inmanente, lo cual invita a relacionarlo por un lado con el Todo de los panteístas y por otro con la Nada de los místicos. Es, en suma, uno de esos conceptos de los que Wittgenstein decía que sólo podemos alcanzar trepando por una escalera que luego hay que tirar.

El que se dispone a iniciar la lectura de un clásico como el Tao Te Ching no es raro que antes haya recibido el consejo, hablado o escrito, de que debe despojarse primero de todo hábito de pensamiento occidental y zambullir después su desnuda mente en las puras aguas del taoísmo. Pero así el pensamiento de Lao-tse no aplica a sus simpatizantes tan a rajatabla como otras filosofías y religiones la regla del todo o nada. El filósofo Lin Yutang, excelente compilador de la sabiduría oriental, no tiene el menor reparo en reconocer significación taoísta a las siguientes palabras de Einstein:

Es suficiente para mí contemplar el misterio de la vida perpetuándose a sí misma a través de toda la eternidad, reflexionar acerca de la maravillosa estructura del universo, que percibimos vagamente, y tratar de comprender con humildad una parte infinitesimal de la inteligencia que se exhibe en la naturaleza.

Raymond Smullyan, brillante lógico de nuestro tiempo aficionado al orientalismo, ironizó sobre este tema en su bello libro El silencio del Tao. En él, describe un momento en que un imaginario y enojado colega, que sigue con desgana los malabarismos conceptuales del autor para conjugar Oriente y Occidente, termina por espetarle:

 — ''Defínete de una vez, condenado Smullyan, ¿crees o no crees en el Tao?''

 — ''Eso dependería —le responde con flema típicamente Zen el interpelado— de mi talante al despertar el día en que te contestase. Si fuese un día en que yo amaneciera con humor occidental, quizá te dijera que tal vez sí. Pero si mi humor matutino fuese oriental, en lugar de contestaste, me limitaría a sonreír con displicencia y ofrecerte una taza de té.''

El Tao —dice Lao-tse en el capítulo sexto de su libro— es como una hembra misteriosa.

¿A quién, por poco oriental o por muy occidental que sea, no le fascina una hembra misteriosa? ¿Y a quién no se le ha pasado al menos ocasionalmente por la cabeza, sobre todo si a leído a Freud, que tal vez esa hembra misteriosa pudiera ser algo tan entrañable como nuestra propia madre?.

Tao Te Ching | INTRODUCCIÓN

EL PRIMER ECOLOGISTA.

El Tao Te Ching es un libro de sabiduría oriental. Sus páginas no ofrecen al lector información empírica sobre la realidad en el sentido moderno de esta expresión, sino lo que el lenguaje de todos los tiempos llama un saber del mundo y de la vida. Los latinos solían distinguir entre el scire o saber de ciencia (scientia) y el sapere o saber de sabiduría (sapientia), un saber que quisiera ir más lejos o más hondo que el científico, siendo al mismo tiempo más general y primitivo, como lo sugiere el parentesco de las palabras ''sabiduría'' y ''sabor'' (sapor), pues el saborear está más conectado que el ver o el oír con los estratos más primitivos de nuestra fisiología cerebral.

Según una antigua leyenda, tres gigantes de la sabiduría china, Buda (que no fue en realidad chino sino indio, pero cuyo pensamiento penetró profundamente en la mentalidad china), Confucio y Lao-tse concurrieron una vez para paladear vinagre. A Buda le supo ácido, a Confucio amargo y a Lao-tse dulce.

Es verosímil que con este relato quisiera la tradición poner de relieve el vehemente amor a la naturaleza de Lao-tse, que no la niega como Buda ni la subordina o sacrifica a la sociedad como Confucio.El orientalista francés Masson Oursel inició la costumbre de comparar, salvando las abismales distancias que los separan en temperamento y situación histórica, a Lao-tse con Rousseau. Éste defendió, enfrentándose a Voltaire, la primacía de la bondad y sencillez del orden natural sobre las artificiosas construcciones del orden social; análogamente defendió Lao-tse en la antigua China, frente a la afición de Confucio por los ritos y prácticas sociales, el amor por el orden y equilibrio ecológicos de los procesos naturales.

Quizá no fuese ajeno a esta circunstancia el hecho de que Lao-tse hubiera de sentirse, como más tarde que él también Rousseau, aislado y proscrito entre sus semejantes. El capítulo XX de su obra, dedicado al desamparo del sabio, refleja este sentimiento:

Los hombres viven la vida como si disfrutasen de una gran fiesta,
o como si subiesen a una torre en primavera.
Sólo yo permanezco tranquilo, sin deseos;
como un niño que no ha aprendido aún a sonre´r;
desamparado, sin hogar...
Mi espíritu es el de un loco,
¡tan confuso!...
Sólo yo soy distinto.
Encuentro la paz en la Madre que me nutre.